La película continúa.

Publicado en por Super Bitch.

Desde que la depresión fagocito comenzó a enfrentarse al autoestima del protagonista principal, o sea yo, me di cuenta que mi parte física, es decir, yo, como ser vivo, no era más que un escenario con distintos compartimientos: uno en mi estómago (en el cual no entraban en escena ni "depresión" ni "autoestima"); probablemente mi colon; y mi cerebro. Aunque los personajes secundarios eran como unos invasores que trataban de irrumpir en el escenario de mi cuerpo. Todos estos productos de mi imaginación me habían traído a un estado de confusión, en el que no sabía si depresión fagocito era ya un villano o un héroe. Con mi cuerpo ya señalado como un ambiente demasiado contaminado por una sustancia ácida estomacal, y probablemente gas metano en el caso de mi intestino grueso, ya sólo podía concentrarme en aquello que podía controlar voluntariamente: en un lado del ring, o más bien, del campo de batalla, se encontraba la depresión fagocito, y en el otro se encontraba un autoestima muy frágil. Después de llevar horas luchando a muerte en el campo de batalla cerebral, llegó un momento en que para autoestima parecía todo perdido; pero de forma repentina, y gracias a uno de los personajes secundarios, logró ponerse de pie para seguir luchando. Lastimosamente, el personaje secundario que la impulsó a levantarse era demasiado externo al escenario cerebral, y fue en realidad el miedo quien le tendió la mano para levantarse. 

¡CORTE! Creo que es hora de un descanso, y puedo anunciarlo ya que soy el director de esta ridícula película. El miedo se estaba apoderando de mí; sólo quería que llegase el lunes para conocer la maldita nota de psicología. 

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